En nuestra clase como sabéis tenemos el rincón de la casita.
En este espacio los peques aprenden a vivir en sociedad a través de este tipo de juego y con él se realizan actividades que van más allá del mero simbolismo; cuando un peque juega a poner la mesa no solo aprende a ayudar en casa sino que está trabajando la situación de los elementos en el espacio, cuando tienden trabajan la motricidad fina, cuando intercambian opiniones utilizan el lenguaje oral, cuando ordenan y clasifican están trabajando la lógica-matemática... así, a través de un juego bien dirigido tenemos una manera total y absolutamente globalizadora de realizar aprendizaje.
Por otra parte este juego les permite ahondar en su propia concepción de los roles sociales, introduce valores como la equidad, la coeducación, la colaboración, la empatía... pero además da libertad a los peques de representar emociones y de dejar salir sus propios bloqueos a través de la asunción de otros roles.
Este espacio puede ser el rincón de la casita, de Pepa Pig, del supermercado, del espacio, de los dinosaurios, de los médicos...según lo que más le interese a ellos.
Ahora he sido yo la que decidido tener este rincón, la casita, pero cuando lo quitemos serán ellos quienes decidan que quieren poder en su lugar.
El miércoles por la mañana antes del recreo vinieron a nuestra clase la seño Carmen con sus niños y niñas de 4 años B, hoy iban a inagurar una zapatería en su clase y vinieron para contárnoslo, nos trajeron una invitación para que pudiéramos ir hoy y nos dijo además que si un día queremos jugar allí que también podemos ir, ya veremos como lo hacemos.
La zapaterÍa es el rincón de juego simbólico que ellos han votado de manera democrática que querían tener, sin pincháis a continuación veréis como surgió todo eso en su clase.
Tras el recreo cuando fuimos al edificio principal todos juntos aprovechamos y entramos en la clase de 4 años y como en toda inaguración de local nos invitaron a champán (para niños) y a galletitas con chocolate.
Poco a poco fuimos entrando en el rincón y más de uno salió de la clase con un par de zapatos bajo el brazo como Álvaro, Víctor e Isabel, aunque otros como Aitor decía no traer dinero.
Gracias seño Carmen, gracias a sus niños y niñas por invitarnos, esperamos ahora poder jugar algún día allí.
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