Ese día entre otras muchas cosas os propusimos un juego "Río de chocolate".
En estos días donde estamos de despedida, recogiendo les propuse en la mañana de ayer jugar ellos a ese mismo juego y sucedió casi lo mismo que con vosotros, querían ganar a toda costa, se escuchaban al principio...pero contaban con una gran ventaja y es que algunos llegaron a recordar como vosotros solucionasteis el pasar de una orilla a otra sin pisar el "río".
Quería acabar con vosotros sus padres leyéndoos un texto que nos proporcionaron en el curso que como sabéis hicimos parte del claustro de nuestro colegio junto al CEIP Vicente Alexander.
El año que viene me gustaría "implantar" ese programa con ellos y con vosotros.
A continuación y como se que muchas personas siguen este blog, ya un poco de todos dejo el texto que lleváis este trimestre ( COMPETENCIA GANAR-GANAR, ganamos si ganamos todos, no se gana quedando por encima de otro ):
“¿Qué diferencia hay entre el cielo y el infierno?” – Preguntó
el discípulo al maestro. “Te lo mostraré” –Le respondió.
El maestro acompañó a su alumno
hasta una habitación, abrieron la puerta y vieron como dentro un grupo de
personas discutían enfurecidas, se quejaban y se agredían. Todas estaban de mal
humor, bastante delgadas y pálidas, como con una gran necesidad de alimento…
Sin embargo sobre la mesa había manjares en abundancia, suficientes para todos…
“¿Qué les pasa entonces?” – Preguntó el alumno. “Fíjate en sus antebrazos”… Fue
entonces cuando el discípulo se percató de que en esa habitación todos los
habitantes tenían los antebrazos muy alargados, que la distancia entre las
manos y el codo era mucho mayor que la que había entre el codo y el hombro, de
manera que les resultaba imposible llevar alimento a su boca.
Ambos se desplazaron a otra
habitación, el maestro abrió la puerta y dejó al discípulo asomar su cabeza.
Allí pudo ver otro grupo de personas. En esta ocasión se respiraba un clima de
paz y fluidez y todos mostraban un rostro saludable y feliz. Sobre la mesa
mismos manjares que en la habitación anterior. “Debe ser que estos tienen los
antebrazos más cortos” –Pensó el alumno. Dirigió su mirada a los brazos de los
habitantes y se dio cuenta de que eran exactamente iguales a los de los de la
habitación anterior… la diferencia era que, en ésta habitación, los habitantes
se daban de comer unos a otros…
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