El aire que respiramos está compuesto de gases, sobre esto ya se habló hace semanas cuando aprendimos el recorrido que sigue el aire dentro de nuestro cuerpo por la nariz o por la boca hasta volver a salir de él ya sucio, después de ser usado.
Nosotros necesitamos del aire y de su oxígeno para vivir, este oxígenos como le contamos hoy a nuestros niños y niñas proviene de las plantas, de los árboles de nuestro patio, hemos vuelto a experimentar, tomamos aire por la nariz, los pelillos de la nariz lo limpian del polvo que trae de fuera a a vez que lo calienta para que no nos resfriemos.
Una vez dentro y usado sale sucio en forma de dióxido de carbono que nosotros no necesitamos pero las plantas sí.
Como vimos nosotros necesitamos de las plantas y ellas necesitan de nosotros.
Esta importancia la hemos vivenciado a través de un experimento muy sencillo, si lo hacéis con los niños necesitáis:
-dos velas pequeñitas
-dos candeleros para colocar las velas
-diferentes recipientes de cristal
-mechero
¿En qué consiste el experimento os preguntaréis?
Primero colocáis la vela en el candelero o sobre la mesa, según el recipiente que uséis. A continuación encendéis las velas y las cubrís con el recipiente.
Podréis ver como al no entrar ningún aire la vela acaba apagándose
Cuanto más pequeño sea el recipiente antes se apagará la vela.
¡Probad pero mucho ojo con la vela y su llama!
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