Hoy no solo vuestros hijos e
hijas se han enfrentado a un nuevo experimento sino que le hemos pedido que os
propongan a vosotros el reto del día.
LOGRAR QUE UN HUEVO FLOTE
La semana pasada estuvimos
recordando como los objetos dentro del agua unos acaban en el fondo hundidos,
mientras otros se quedan arriba flotando.
Hundirse o flotar no depende del
material de que esté hecho el objeto sino de su forma y sobre todo de su peso.
Cuando el peso del objeto es
menor al peso del agua que desaloja al entrar en el recipiente este flota.
La plastilina, una moneda, una
piedra se hunde.
¿Pero y un huevo?
Ellos lo tenían muy claro, los huevos
se hunden.
Al meter con cuidado dentro de un
bote de cristal lleno de agua un huevo este se hunde.
¿Y cómo lograríais hacer que un
huevo flotara?
Su pongamos que un huevo puede
con el peso de una persona….
”África quiere cruzar de un lado del río a otro
para ir en busca de manzanas
y solo tiene un huevo, ¿Cómo hace para pasar?”
El huevo tiene que flotar y con
la solución que nos dio Víctor lograba al instante hacer que flotara, decidió
vaciar el huevo, sacarle la clara, para eso le hicimos un pequeño agujero y
efectivamente lograba conseguir que su huevo flotara.
Sin embargo vamos más allá, queremos
que el huevo flote con la clara dentro, sin sacarla.
No se les ocurría que hacer, en
ese momento les mostré el tarro de sal que traía de casa y les propuse usar esa
sal.
Como decía Rubén Rodríguez el
agua estaba dulce, de hecho la probó, pero si le echábamos sal se pondría
salada como el agua del mar.
La sorpresa para todos fue cuando
Jesús que se ofreció voluntario empezó a echar sal y pudimos comprobar como el
huevo comenzaba a subir, lográbamos que flotara.
¿Sabéis por qué ocurre eso?
El agua con sal, el agua salada
es más densa, hace más fuerza y empuja el huevo hacia arriba
Víctor en un intento de experimentar más quiso probar si echando azúcar al agua también se hacía más densa y el huevo flotaba, sin embargo no logró que el huevo subiera.
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