jueves, 16 de febrero de 2017

TÚ GRANDE Y YO PEQUEÑO


Dentro de los libros que se seleccionó de la biblioteca para trabajar la amistad y el amor en estos días estaba esta historia que ayer pudimos escuchar "Tú grande y yo pequeño".
En el blog de cuentos que tiene el maestro José Carlos, autor de "Piel de cocodrilo" se recoge en un breve resumen esta historia....

“León, es un rey no demasiado grande ni tampoco demasiado pequeño. Elefantito, se ha quedado solo en el mundo y se cobija en la puerta del palacio del rey.
Este en un arrebato de grandeza lo echa de allí, diciéndole “¡lárgate sabandija, pulga gris!”.
Pero el león no es tan fiero como lo pintan y a la mañana siguiente movido por su bondad  lo invita a pasar y desayunar. Desde aquel día león y elefantito se harán inseparables unidos por la lectura de cuentos, por las innumerables historias que león comparte con elefantito y por los juegos, que hacen que su amistad crezca. Siempre al son de una frase que elefantito siempre dice y que da título a este cuento “Tú grande y yo pequeño”.
Todo iba bien hasta que el león dejo de sentirse tan grande al lado de su amigo que, ya crecido, le doblaba fácilmente en tamaño. Así que, un buen día le dijo que tenía que marcharse, ya que no tenía nada más que ofrecerle y con gran tristeza el elefante abandonó palacio.
Tiempo después, el destino quiso reunirlos de nuevo, cuando, elefantito paseando en taxi por la ciudad, se encontró a un anciano león despojado de toda su grandeza. Sin pensarlo dos veces, elefantito pensó que era el momento en el que el cuidaría de león. Desde aquel día no se separaron y continuó lo que era una hermosa amistad.

Tras la lectura Estefanía nos propuso medirnos, traer casa metros y comprobar quien era el más alto, quien medía menos, quienes medían igual y sobre todo cuanto medía cada uno.
Victor Tomás sin necesidad de ninguna nota llegó esta mañana con un metro de su casa y apenas Carmen vio quien estaba hoy en clase comenzamos a medirnos.
En principio pensamos por quienes pensábamos que eran más altos, África y  Víctor.
Primero con ellos estimamos cuanto podían medir, los que se aventuraron a dar una talla actuaban movidos por el conocimiento que tenían de su propia medida, había quien como Jesús dijo que seguro que medía 116, al comprobar con el metro, sin aún ver el número bien, se dieron cuenta de que era algo más de 116, podría ser 117, 120, y fue Diego quien acertó de pleno medían 120.
Poco a poco fueron midiendo compañeros, comparándose entre ellos hasta que conseguimos tener anotadas las medidas de todos, incluida la mía.






































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